Es raro no haberse hecho eco del
programa televisivo de estos días, donde FOCUS, muy valientemente por su parte,
ha vuelto a poner el foco en el temazo candente: la violencia obstétrica.
Mientras que doctorcillos con
pensamiento de Atapuerca y de muy poco nivel, se empeñan en seguir negando el
término de violencia obstétrica que está acuñado, aprobado, y para el cual ya
tenemos definiciones varias y leyes que lo regulan (no españolas of course),
así como sanciones internacionales contra España en dicha materia, el programa
de la otra noche, llega como aire fresco en medio de una lucha de las mujeres
desde hace décadas en España. Mi sensación fue que otros colectivos van, como
desde hace años, pasos agigantados por delante de una medicina hegemónica,
donde en materia de bioética, derechos humanos y perspectiva de género aún deja
mucho que desear. Una vez más hemos visto como: mujeres, matronas, psicólogas,
antropólogas, artistas, fotógrafas, influencers y un largo etc., saben MAS
sobre este tema, que aquellos profesionales que por escudo prefieren negar que
esto existe.
La violencia obstétrica EXISTE,
es ESTRUCTURAL, INSTITUCIONAL, INVISIBILIZADA, ESCONDIDA en prácticas y
comportamientos naturalizados en torno a la atención del embarazo, parto y
puerperio. Pero va más allá, es VIOLENCIA de GENERO, porque se da sólo y en exclusiva hacia la
mujer en TODOS sus procesos reproductivos. Países más avanzados que el nuestro,
ya la nombran como VIOLENCIA GINECOOBSTETRICA, pero eso es abrir otro melón.
Para muchas, la violencia
obstétrica es el patriarcado corriendo a sus anchas por los paritorios y
unidades de la mujer.
Quisiera reconocer a los
profesionales de bata blanca, que no se achantan ante el término, pues esto no
es una guerra entre mujeres y sanitarios, hablar de este tema, ser conscientes
como profesionales, nos lleva a mejorar nuestra práctica asistencial. No lo es
todo, no sólo va a depender de cada uno de los profesionales que acompañamos
mujeres, el cambio de paradigma necesita de un componente legislativo y educacional,
para toda la población, pero creo firmemente que más allá de pensarnos los
malos, somos la oportunidad y el eje del cambio. La sociedad nos está empujando
a hacer el cambio.
Bravo por los profesionales a los
que le duele el término, tanto, que trabajan para cambiar el sistema desde
dentro, actualizan protocolos, investigan, intentan cambiar lo enseñado, pero
sobre todo y a los que pese a todo: ESCUCHAN A LAS MUJERES. Es primordial.
Seguimos dando pasos: porque un
60% de mujeres que dicen haberla sufrido, no es un dato que se pueda obviar, no
es subjetivo, es un dato real.
En adelante, menos profesionales
de Atapuerca, en debates, y más de los que hacen avanzar, más matronas concienciadadas
y más mujeres VALIENTES que se atrevan a contar su historia. Entre todas algún
día ya no seremos VULNERABLES.
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